domingo, 26 de mayo de 2013

CULTURA CARAL


CARAL: CUNA DE LA CIVILIZACION ANDINA

La civilización caral (entre 3000 y 1800 a. C.) fue la expresión del surgimiento de las primeras sociedades complejas en el área nor central peruana. Esta área, de 400 por 300 km, comprende los valles de la costa (Santa, Nepeña, Sechín, Culebras, Huarmey, Fortaleza, Pativilca, Supe, Huaura, Chancay y Chillón), los callejones serranos de Huaylas y Conchucos junto con el altiplano de Junín, y las cuencas de los ríos Marañón, Huallaga y las cabeceras del Ucayali en la selva.
En toda esta área destaca nítidamente el valle de Supe, ubicado en Barranca, Lima, donde en los primeros 40 kilómetros desde el mar, se han identificado 21 asentamientos monumentales de esa civilización, entre ellos la ciudad de Caral, de la que ha derivado el nombre de la cultura. La civilización caral fue contemporánea a Mesopotamia, Egipto e India, pero, a diferencia de ellas, se desarrolló en completo aislamiento.
 Caral, fue sede de una comunidad formada por varios linajes y dirigida por los jefes o representantes de dichos linajes ,en donde uno de ellos sería el Curaca principal y los otros sus contrapartes. Los Curacas de estos linajes conducirían y organizarían la vida de los habitantes de las diversas ciudades y pueblos contemporáneos a Caral como Áspero, Allpacoto, Miraya, Kotosh y La Galgada entre otros. Todos ellos compartían una misma tradición y formaron una amplia y bien organizada red de reciprocidad e intercambio. Caral debió ser la cabeza de toda esta red.
Lo que los mantuvo unidos fue la religión, que se usó como medio de cohesión y coerción. La religión en esa época fue la política del Estado para el control de la población , de la producción de bienes y su circulación. Ello está representado en los grandes monumentos de carácter religioso (las pirámides) con sus plazas, atrios y altares del fuego sagrado en donde se llevaron a cabo las diferentes festividades del calendario ceremonial, símbolo de su identidad cultural. Las periódicas reuniones y actividades conjuntas como la renovación de las pirámides permitían el reconocimiento del poder y fortalecían la identidad cultural.
Todo lo anterior es la base de la civilización andina y están presentes en Caral como los exponentes más antiguos de las principales instituciones de la época prehispánica, como la reciprocidad (sistema de intercambio y circulación de bienes y servicios), el calendario ceremonial (ligado a la producción, el cultivo y la pesca) o la construcción y renovación de los templos, entre las más destacadas. La música ocupó también un rol importante en esta cultura.




Características
§  En la cronología arqueológica, la civilización Caral corresponde al denominado Período Formativo Inicial (antes Pre cerámico Tardío). Aunque en lugares como Valdivia, en Ecuador, se producía cerámica desde 4000 a. C., en Caral no se utilizó, por ello la denominación de pre cerámica. El logro más impactante de esta primera civilización fue la construcción de extensas ciudades, con edificios gigantescos, hechos de piedra, barro y materiales vegetales, con formas de pirámides escalonadas, plazas circulares hundidas en los frentes, y escaleras que daban acceso a la cima, donde había cuartos para rituales. La evidencia arqueológica muestra la producción agrícola de algodón para redes de pesca y prendas tejidas en técnica torzal, expresiones de arte en la confección de flautas con figuras incisas de animales míticos que sugieren un carácter religioso. Las diferencias de tamaño entre los asentamientos y sus edificios evidencian jerarquía entre las poblaciones que los ocuparon, e incluso la existencia de una organización política que hizo posible su construcción.



Descubrimiento
§  En 1994 Ruth Shady inició una prospección en el valle de Supe, con excavaciones en 1996, cuyos resultados publicó en 1997, afirmando abiertamente la naturaleza pre cerámica de la ciudad Sagrada de Caral, y de la primera civilización andina.[2] Esta afirmación fue nuevamente recibida con escepticismo y rechazo por parte de los arqueólogos. Sin embargo, con el avance de las investigaciones, y nuevas publicaciones[3] , quedó demostrada la naturaleza pre cerámica de la civilización Caral.






 CONCLUSIONES
§  El valle de Supe fue uno de los asientos más importantes donde se configuró la civilización peruana.

§  La ciudad de Caral, es uno de los exponentes más destacados para el conocimiento del proceso civilizatorio del desarrollo urbano y de la formación del estado en el Perú.

§  Los feligreses de Caral que habitaban el territorio en forma nucleada y sedentaria, basaron su economía en la producción agrícola, complementada con la extracción de peces, moluscos marinos y los recursos del monte ribereño, de los pantanos y las lomas.

§  El bajo desarrollo tecnológico fue reemplazado por un alto nivel de organización social, que utilizó a la religión como instrumento para el manejo de la fuerza de trabajo humana.

§  Los habitantes de la ciudad tuvieron un nivel de organización social complejo, con diferencias jerárquicas, donde la clase conductora estaba sustentada por la función social que desempeñaba.


§  La ciudad fue construida, destruida, reconstruida y remodelada permanentemente, en un contexto ritual. Cambió de diseño arquitectónico y de técnicas constructivas a través del tiempo.

§   La construcción, mantenimiento y remodelación de este centro urbano dependió de la productividad de un área mayor que la del valle de Supe. Aquí apreciamos un aumento en la inversión de fuerza de trabajo, a través del tiempo, los volúmenes de piedra y tierra son mayores.

§  La élite de Caral participó en la esfera de interacción formada en el área norcentral, que integró a las regiones de costa, sierra y oriente, cuyas sociedades compartieron una serie de patrones culturales.


§  El valle de Supe fue la sede de una sociedad que alcanzó gran prestigio en el Perú.

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